¿Quién soy?

 

Me llamo Marta, soy superviviente de cáncer y en este blog quiero contaros mi experiencia.

En octubre de 2013, con 38 años, me diagnosticaron un cáncer de mama en estadio IV bilateral con múltiples metástasis en el hígado y los huesos.

Cuando supe el diagnóstico no podía creerlo, pensaba que tenía que ser una pesadilla, pues no era posible que me estuviera ocurriendo eso a mí. El tumor era muy agresivo y el pronóstico nada bueno.

Tan sólo unos días después leí en prensa una entrevista de la doctora Odile Fernández y al día siguiente compré su libro “Mis recetas Anticáncer” y lo devoré en un par de días. Para mí su libro y su ejemplo fueron una motivación fortísima en esos momentos: me aferré a sus recomendaciones y al tiempo que empezaba con la quimioterapia, también comencé, poquito a poquito, a cambiar por completo mi alimentación, y a trabajar cuerpo y mente para sanar. Todo ello me dio muchísimas fuerzas, energía, optimismo y serenidad.

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Durante todo el tratamiento no tuve ningún efecto secundario serio y me empecé a sentir genial. Los tumores empezaron a reducirse: primero en las mamas y axilas, y más tarde los del hígado y huesos, hasta desaparecer por completo sin dejar rastro.

Actualmente me encuentro muy bien, con energía y con ganas de hacer un montón de cosas.

Soy mucho más consciente, disfruto más todo lo que hago, y doy gracias cada día por todo lo que tengo, por poder pasar un día más junto a mi familia y abrazarla.

Para poder llegar hasta aquí, he tenido y tengo un equipo genial sin el que no hubiera podido conseguirlo: por un lado mi oncóloga y todo el equipo de la sanidad pública gracias al cual pude acceder al tratamiento más puntero para mi enfermedad, y con el que sigo en la actualidad; y por otro lado mi maravillosa familia, mi profe de yoga, mi maestro de reiki, mi psicooncóloga y mis mamás donantes de leche materna, todos ellos me apoyan y me ayudan cada día.

Marta y Angel
Con mi marido yendo a ver el mundial de baloncesto durante la quimio

Cuando me diagnosticaron, leía y leía, y todo lo que llegaba a mis manos sobre cáncer era negativo: todo hablaba de muerte, corta esperanza de vida, los años de supervivencia que te aportaba tal o cual medicamento… Sin embargo todo mi afán era encontrar lecturas y experiencias positivas que pudieran inspirarme y motivarme para enfrentarme a la enfermedad, saber qué podía hacer yo como enferma para mejorar, para sanar, para que el tratamiento farmacológico funcionara mejor, o al menos, para tener una mejor calidad de vida, estar serena, más fuerte mentalmente …

Es por esto que en el blog quiero compartir mi experiencia, para ver el cáncer como una oportunidad, una nueva oportunidad para vivir y aprender. Me encantaría que fuera de utilidad.

 


 

¿Por qué Poquito a Poquito?

Voy a contaros la historia de “Poquito a poquito”. Cuando me diagnosticaron, mi familia rápidamente comenzó a apoyarme día a día. Pienso que es importante contar con personas que te acompañen y te apoyen en este proceso, ya que hace todo más fácil y agradable, te hace más fuerte.

Crearon un grupo de whatsapp con el objetivo de hacer piña y mi hermana Elena lo llamó “Poquito a Poquito”. Y es que a partir de ahí, esa ha sido mi filosofía de vida. Empecé a ser consciente de que el futuro es muy incierto (y más para mí a causa de mi diagnóstico), y decidí no agobiarme con lo que me pudiera ocurrir. Tan sólo pensaba (y pienso) cuando me levanto, en el día tan maravilloso que tengo por delante, en disfrutarlo a tope junto a las personas que quiero, adaptándome según las circunstancias para sacar lo mejor de él. Y doy gracias por ello. Llegó un momento en el que decidí negarme a que el cáncer me quitara el tiempo que con seguridad tenía, que era el PRESENTE, que es HOY, y sólo HOY.

Aunque reconozco que no siempre es fácil ponerlo en práctica, creo que es la mejor manera de actuar, al menos a mí me ha valido y mucho.

El cáncer me ha enseñado a relativizar los problemas, a priorizar más claramente las cosas que me hacen feliz sobre las demás, a conocer mejor a las personas, a mirar a los ojos, a amar más y mejor, a vivir intensamente, a ser mejor persona, a valorar lo que tengo.

Primeramente, llevé a cabo todo el tratamiento (y aún sigo) de la medicina convencional. Mi oncóloga me transmite mucha seguridad, serenidad y confianza, cosa que creo que es muy importante, de modo que me encanta ir a verla, salgo reforzada de su consulta.

Paralelamente, y poquito a poquito, sin agobios, comencé a cambiar mi alimentación: evitando el azúcar, las harinas refinadas, los productos procesados, la carne, los lácteos y dando la bienvenida a los productos frescos, semillas, cereales integrales, legumbres, mucha fruta y verdura, setas, algas, pescado azul, … También poquito a poquito fui cambiando los productos cosméticos que utilizaba por otros que no contuvieran tóxicos. Y comencé a practicar yoga, reiki y acupuntura.

Soy consciente de lo afortunada que soy, ya que podría no haber funcionado nada y no haber obtenido un resultado tan favorable como el mío. Esto quisiera dejarlo claro. Tampoco soy yo ninguna entendida en estas materias. Tan sólo pretendo contar mi experiencia por si a alguien le puede ser útil.  No obstante, lo cierto es que desde que comencé a hacer todos estos cambios me fui motivando más y más y comencé a sentirme mejor. Pienso que esto sucedió en cuanto comencé a ser parte activa, cuando empecé a hacer cosas por mí misma para sentirme mejor, para intentar tener una mejor calidad de vida, para estar mejor nutrida y que los fármacos pudieran hacer más efecto. Al fin y al cabo, se trataba de llevar un estilo de vida más saludable y eso, pensé yo, sólo podría traer cosas positivas.