Voy a contaros la historia de “Poquito a poquito”. Cuando me diagnosticaron, mi familia rápidamente comenzó a apoyarme día a día. Pienso que es importante contar con personas que te acompañen y te apoyen en este proceso, ya que hace todo más fácil y agradable, te hace más fuerte.
Crearon un grupo de whatsapp con el objetivo de hacer piña y mi hermana Elena lo llamó “Poquito a Poquito”. Y es que a partir de ahí, esa ha sido mi filosofía de vida. Empecé a ser consciente de que el futuro es muy incierto (y más para mí a causa de mi diagnóstico), y decidí no agobiarme con lo que me pudiera ocurrir. Tan sólo pensaba (y pienso) cuando me levanto, en el día tan maravilloso que tengo por delante, en disfrutarlo a tope junto a las personas que quiero, adaptándome según las circunstancias para sacar lo mejor de él. Y doy gracias por ello. Llegó un momento en el que decidí negarme a que el cáncer me quitara el tiempo que con seguridad tenía, que era el PRESENTE, que es HOY, y sólo HOY.
Aunque reconozco que no siempre es fácil ponerlo en práctica, creo que es la mejor manera de actuar, al menos a mí me ha valido y mucho.
El cáncer me ha enseñado a relativizar los problemas, a priorizar más claramente las cosas que me hacen feliz sobre las demás, a conocer mejor a las personas, a mirar a los ojos, a amar más y mejor, a vivir intensamente, a ser mejor persona, a valorar lo que tengo.
Primeramente, llevé a cabo todo el tratamiento (y aún sigo) de la medicina convencional. Mi oncóloga me transmite mucha seguridad, serenidad y confianza, cosa que creo que es muy importante, de modo que me encanta ir a verla, salgo reforzada de su consulta.
Paralelamente, y poquito a poquito, sin agobios, comencé a cambiar mi alimentación: evitando el azúcar, las harinas refinadas, los productos procesados, la carne, los lácteos y dando la bienvenida a los productos frescos, semillas, cereales integrales, legumbres, mucha fruta y verdura, setas, algas, pescado azul, … También poquito a poquito fui cambiando los productos cosméticos que utilizaba por otros que no contuvieran tóxicos. Y comencé a practicar yoga, reiki y acupuntura.
Soy consciente de lo afortunada que soy, ya que podría no haber funcionado nada y no haber obtenido un resultado tan favorable como el mío. Esto quisiera dejarlo claro. Tampoco soy yo ninguna entendida en estas materias. Tan sólo pretendo contar mi experiencia por si a alguien le puede ser útil. No obstante, lo cierto es que desde que comencé a hacer todos estos cambios me fui motivando más y más y comencé a sentirme mejor. Pienso que esto sucedió en cuanto comencé a ser parte activa, cuando empecé a hacer cosas por mí misma para sentirme mejor, para intentar tener una mejor calidad de vida, para estar mejor nutrida y que los fármacos pudieran hacer más efecto. Al fin y al cabo, se trataba de llevar un estilo de vida más saludable y eso, pensé yo, sólo podría traer cosas positivas.
Te quiero hermanita!
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Qué bien te expresas Marta!!!
ENHORABUENA POR EL BLOG!!
Da gusto encontrar personas con actitud tan positiva
Un placer ser tu amiga y poder compartir algunos ratos contigo,
Un fuerte abrazo
Carpe Diem.
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Que bien Marta! Tu forma de afrontar esta enfermedad y la vida ha sido envidiable! tienes que compartirla para que todos podemos aprender a ver con otros ojos.
Un beso grandote!
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Marta eres admirable, un ejemplo a seguir!!!
Un besazo ;0
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Muchas gracias por vuestras preciosas palabras!!
Un beso enorme
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Muy bien Marta. Cuánto vamos a aprender contigo. Un abrazo. Manuela
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Ahora sí Manuela!! Un beso grande
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